A orillas del rio camina un hombre que soy yo,
vestido de agua y matorrales y los dedos salpicados
de harina.
Sobre mi pecho brilla el verdín de las rocas
y bajo el sol un viejo pergamino.
¿ Realmente es tan verde el aire?
A orillas del rio los niños juguetean con canicas y
cosquillean mis pantorrillas,
como miles de creadores.
Un pato enfurecido surge entre las zarzas
rompiéndome las costillas
y los pescadores pacientes, con sus cañas,
me recordaron a una muchacha naranja que perdí en la
juventud…
¡Es tan verde el viento!
Drake.
No hay comentarios:
Publicar un comentario