Me siento en el
claro. El río a lo lejos. La brisa del verano. Un susurro distante.
Callado, en la
arboleda que me arropa, el sol se inclina impulsando la luna hacia el centro
del firmamento.
Se oye un cuervo
a lo lejos mientras el sonido de la maquinaria agrícola se funde con el
gorgoteo del arroyo.
Miles de colores
se destiñen en un cielo que,despacio, arde antes mis ojos. El horizonte se desintegra
en miles de tonalidades; se desnuda ante mí como un caleidoscopio. Se incendia con la
vitalidad de la juventud, con la pasión del verano. Se descolora en mi
alma adolescente hasta quedar tatuado en mi espíritu…por siempre jamás.
La brisa templada de la
noche estival acaricia mi ser.
El crepúsculo
huele dulce, huele a vida…
Sueños de adolescencia...
…En el cielo que arde.
Sawyer.
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