lunes, 11 de julio de 2016

En el cielo que arde.

Me siento en el claro. El río a lo lejos. La brisa del verano. Un susurro distante.

Callado, en la arboleda que me arropa, el sol se inclina impulsando la luna hacia el centro del firmamento.

Se oye un cuervo a lo lejos mientras el sonido de la maquinaria agrícola se funde con el gorgoteo del arroyo.

Miles de colores se destiñen en un cielo que,despacio, arde antes mis ojos. El horizonte se desintegra en miles de tonalidades; se desnuda ante mí como un caleidoscopio. Se incendia con la vitalidad de la juventud, con la pasión del verano. Se descolora en mi alma adolescente hasta quedar tatuado en mi espíritu…por siempre jamás.

La brisa templada de la noche estival acaricia mi ser.

El crepúsculo huele dulce, huele a vida… 

Sueños de adolescencia... 


…En el cielo que arde.



Sawyer.  

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